Recuerdos sobre una calle que desapareció

Escribir y borrar, escribir y borrar y otra vez más...

Las vacaciones ya se acabaron y mis neuronas no quieren dar cuenta de ello, al parecer decidieron seguir tiradas mirando el lago Llanquihue y no se dignan a acompañarme en mi actualización del blog...

Estuvieron fantásticas las vacaciones, relajada, bonitos paisajes, el clima estuvo de mi lado y la suerte también; para muestra un botón: estaba en el terminal de buses de Ancud, abrí mi mochila para sacar algo y luego me fuí a tomar un bus que me llevaría hasta Castro, estaba justo subiendo al bus cuando un joven me tocó el hombro y me dijo: "Se le cayó a usted, parece". Ahí quedé yo, muda frente a mi billetera y frente a una honestidad que hacía años que no veía, ahí estaban intactos mis documentos, tarjetas de banco y harto efectivo que había sacado justo ese día. La tranquilidad y la duración del viaje estuvieron totalmente en juego en ese minuto de distracción y ese minuto de honestidad. En los escasos segundos que me quedaron mientras el conductor ya hacía sonar el motor del bus, me deshice en agradecimientos y continué el viaje con una sensación extraña en la se mezclaba el agradeciemiento puro y la incomodidad al descubrir lo sorprendente que se torna en estos días encontrar una actitud honesta.

Fue en Chiloé precisamente en donde me enteré del incendio de la calle Serrano. Era tan raro ver por la tele y a tanta distancia las calles que he recorrido toda la vida, las calles en las cuales crecí (la casa de mi familia está de la Pza Echaurren hacía arriba). Se me vinieron a la mente todas las veces que entré a la casa Ibarra a comprar botones, las visitas a la confitería, el sabor del pan de la Serrano, la vitrina de la Casa Fernandez, los brindis en el Playa...

Pensé en las historias que se cruzan y se repiten. Mi abuelo llegó a vivir a Valparaíso casi a comienzos del siglo XX, acá se enamoró y decidió quedarse para siempre. Acá comenzó a trabajar como funcionario público, tuvo un puesto humilde y contrariando a lo que decía la tradición de los empleados públicos de esa época, de lo "Radical, Masón y Bombero" sólo fue radical. Era cercano a los bomberos, tenía grandes amigos en algunos de los cuarteles, los amigos con los que solía juntarse en el bar El Águila, en El Playa. A muchos de esos amigos los perdió en otro incendio y explosión que afectaron a la ciudad en el año nuevo de 1953.

Osvaldo Rodriguez compuso una canción que le hace dificil la tarea al que quiera hablar de Valparaíso sin caer en la repetición ni en el lugar común, se las dejo aquí y me quedo observando como el viento limpia la cara de este puerto herido.


He aquí la versión original en voz de Osvaldo "Gitano " Rodriguez


Aquí Los Jaivas


Imagen: Fernando Morales Jordán "Barrio Puerto de Valparaíso" (1953)