Terapia Capilar
Vengo saliendo de una de las instancias más frívolas y terapéuticas que conozco (deben existir muchas otras, pero están astronómicamente lejos de mi presupuesto de cesante) LA PELUQUERIA.
Que lugares más fantásticos, por unos pocos pesos (si, yo voy a las de pocos pesos), te sacan del mundo, te masajean el pelo, te puedes reir de las bromas de las peluqueras y finalmente álguien se despide de ti como si hubieran sido amigas de toda la vida, te desea que te encuentren linda y te guiña un ojo. La peluquera de hoy (confieso que capilarmente soy de una promiscuidad aberrante, entrego mi cabeza a la que me dé tincada) tenía alma caritativa, me hizo un precio casi sin fines de lucro, me dejó harto bonita (dentro de la medida de lo posible...no le pidamos milagros a la pobre) y dejó con espíritu dicharachero para lo que me resta del día.
Ahora sólo me queda esperar que cuando llegue el lunes todavía me quede algo de alisado optimista y colorín que luzco por ahora.
2 Comments:
Uno necesita de tanto en tanto algo de esas inyecciones frîvolas.
Claro que sí Abel, hay que darle una aspirina al ego de vez en cuando ¿no te parece?
Me alegro de estés bien allá en Canada, disfrutando de las bondades de vivir entre los "primermundistas".
Siempre es un agrado dar una vuelta por tu blog.
Gracias por visitar el mío.
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