Nunca se pierde el camino...

(tan sólo y por momentos, las ganas de caminarlo)
Recuerdo que siendo niña, leí en alguna parte un poema de Constatino Kavafis , debo confesar que no me provocó nada en especial, tan sólo la curiosidad de que podían ser los Legistrones. Ante esa duda, acudí a mi hada madrina (el ser maravilloso que me crió y que despertó en mi el amor por la lectura)
una vez que ella me explicó lo que eran y deseando no encontrarme jamás con uno de ellos, mi experiencia con Kavafis quedó cerrada por bastante tiempo.
Años después lo volví a encontrar, ya cuando era capaz de darme cuenta que cada uno carga con sus propios Legistrones y Cíclopes de bolsillo, ahí pude apreciar la belleza de este texto,
ahí también me di cuenta que mi rumbo a Ítaca ya había comenzado. Hubo momentos en que pensé que había perdido totalmente el rumbo, que mi Itaca era tan sólo un espejismo que se iba alejando a cada paso que yo daba.
A paso lento continúo la marcha, creo que hay cosas que debo sacar del equipaje, aveces la carga se hace demasiado pesada, aveces creo que he acumulado cosas más por inseguridad que por necesidad, se que llegaré a Ítaca, no se cuanto tiempo durará el viaje, ahora estoy con la brújula en la mano, estoy frente al mapa y estoy pensando en las rutas que puedo tomar, el viento me da en la cara, me despeja la frente, es bueno recordar que Ítaca me espera. Para allá voy
ITACA (Kavafis)
Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
ruega que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de descubrimientos.
A Legistrones y a Cíclopes,
o al airado Poseidón nunca temas,
no hallarás tales seres en tu ruta
si alto es tu pensamiento y limpia
la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.
A Legistrones y a Cíclopes,
ni al fiero Poseidón hallarás nunca,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no es tu alma quien ante ti los pone.
Pide que tu camino sea largo.
Que numerosas sean las mañanas de verano
en que con placer, felizmente
arribes a bahías nunca vistas;
detente en los emporios de Fenicia
y adquiere hermosas mercancías,
madreperla y coral, y ámbar y ébano,
perfumes deliciosos y diversos,
cuanto puedas invierte en voluptuosidades y delicados perfumes;
visita muchas ciudades de Egipto
y con avidez aprende de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Más no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Itaca te enriquezca.
Itaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Itaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Itacas.