miércoles, septiembre 27, 2006

Tailandia

Estudiantes tailandeses sujetan una corona de flores durante una manifestación frente a los cuarteles militares en Bangkok este miércoles 27 de septiembre. Con esta pacífica y tímida protesta, los activistas se oponen al golpe de Estado a pesar de que el nuevo régimen militar prohíbe las concentraciones políticas.
(Fuente: Radio Cooperativa)

¿Cúan larga será la noche de Tailandia?

¿Cuánto dolor falta para amanecer?

De todo corazón espero que sea una noche menos triste que la nuestra, que se necesiten menos vidas y menos dolor para que empiece un nuevo día.



martes, septiembre 26, 2006

Valparaíso


Hoy les voy a mostrar la imagen de mis mañanas, salgo al balcón y se asoma la ciudad de los "racimos de casas locas" de la que habló Neruda.


¿Les gusta este trocito de Valparaíso?

viernes, septiembre 22, 2006

Requiem para un boxeador


Hoy despedimos a un boxeador, lo acompañamos a su último combate, lo dejamos partir con los brazos en alto y el cinturón del triunfo, nos agradeció con su profunda mirada azul, nos brindó su última risa de niño cercano a los 90 años y se alejó a colgar los guantes.
Se fue uno de los patriarcas de la tribu, el viejo bonachón que se empeñó en pelear con la muerte y que estuvo boxeando con ella por muchos años, fue un duelo de titanes, ninguno le cedió un àpice de terreno al otro, en una última concesión ante tan magno contendor, la muerte le regaló un par de días de sueño profundo antes de partir.
Se nos fué el ronco narrador de historias chistosas, el pintor de brocha gorda, el trabajador del puerto, el viejo porfiado que se arrancaba a la plaza a comer helados...
Tío querido, nos dejaste lindos recuerdos, la tribu estuvo completa en tu despedida, a todos nos dolía tu dolor, te dejamos partir tranquilo, nos quedan resonando tus carcajadas y tus historias.
Brazos en alto, aplausos para el campeón.

viernes, septiembre 15, 2006

Sobre el cuerpo y sus cicatrices


Hay un fantasma que lleva demasiados años rondándome, ha sido constante y fiel, buenas características en el caso de tratarse de un ente amable, pero lamentablemente este no es el caso y el fantasma en cuestión me ha provocado demasiadas lágrimas en su permanencia en mi vida.

Quizás al contar esta historia, estoy tratando de hacer un exorcismo, quizas estoy tratando de reconciliarme con mis circunstancias y aprendiendo (por fin) a vivir con ellas. No quiero buscar más razones para escribir lo que escribo, sencillamente hoy quiero desnudarme frente a ti.

Tengo una cicatriz en el vientre, es una cicatriz gigante que me recorre desde el ombligo hasta el pubis, es una marca que se quedó conmigo para siempre y que me dejó marcada el alma y el cuerpo. Se que esa marca es un símbolo de que le gané a la muerte, que el maldito tumor que me invadía los ovarios salió de mi cuerpo, que he podido vivir gracias a esa operación, pero aunque suene tremendamente frívolo y superficial, esa cicatriz me atormenta cada día desde hace diez años.

Nunca más pude desnudarme frente a un hombre sin sentir la verguenza de mostrarle mi cuerpo mutilado, nunca más pude pensar en desvestirme libremente sin tener que dar antes una explicación del paisaje que estaba por recorrer. Luego de esas explicaciones he encontrado miradas de ternura, besos cálidos que me han reconfortado , miradas que tratan esquivar esa huella de mi cuerpo, he encontrado expresiones de fastidio...he visto desfilar ante mi cicatriz una gran galería de reacciones humanas

Traté de no darle importancia, traté vivir creyendo que no me importaba, que era una "cicatriz de guerra, que se debe lucir con orgullo" como me dijo un médico, pero no lo he logrado. La cicatriz se instaló en mi cuerpo y no tuve tiempo para hacerme a la idea de que nada sería igual. A las 8 de la mañana de un lunes entré a un quirófano y mi alma se tuvo que acostumbrar a vivir en un cuerpo que nunca más supo reconocer como suyo.

Sólo me queda tratar de aceptarme, tratar de volver a amar mi cuerpo tal como es ahora y no sufrir por lo que ya no tengo. Espero saber compensar la belleza perdida.
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